Algo Que Es Dogmáticamente Gratis
Un
jefe de negocios mandó instalar cámaras fotográficas en ciertas secciones de
una cadena de tiendas. Su propósito era
observar y analizar la conducta de los compradores con el fin de estimularles a
comprar más cosas. Las tácticas de venta
son cada vez más adulteradas. Las mercancías
están orientadas en una sucesión exacta teniendo en cuenta la peculiaridad de
las clientelas.
La
manifestación de los mismos está escrupulosamente trabajada. Lo que corresponde es que el cliente capitule,
que llene su carrito hasta arriba. Las
palabras regalado, promoción y ganga están en todas las tiendas.
Todos anuncian que el cliente tiene albedrío para decidir, sin embargo
éste está a la mira, encauzado, hasta que llega a la registradora.
Y,
en nuestra vida, ¿a menudo no sucede lo mismo? El planeta es como una inmensa tienda de autoservicio.
Su mercado contesta a todos nuestros apetitos. Nos pensemos libres, pero si esta independencia
se reduce a compensar nuestras codicias o locuras, empobrecemos nuestras vidas.
Hay
muchas maneras de malgastar la vida, pero sólo hay una que puede salvarla. Esta forma es brindada gratuita por Dios. La dádiva de Dios es Su Hijo Unigénito.
Desde
ahora Jesucristo nos redime de la trivialidad del mundo y de nuestras viles avaricias;
y para el mañana nos afirma el Cielo y la Residencia Divina. El regalo de Dios es gratuito para aquel que
lo recibe, pero para Dios fue de un costo incalculable. ¡No lo rehusemos!
“Fuisteis
rescatados de vuestra vana manera de vivir, no con cosas corruptibles, como oro
o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y
sin contaminación.”
1ª Pedro 1:18-19.
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